Prólogo de Vicente Leñero sobre el libro “Manual de Fotoperiodismo” de Ulises Castellanos.
“Una imagen vale por mil palabras”. Tal y como lo dice Vicente Leñero el fotógrafo se ha convertido en un compañero inseparable de reportero y definitivamente en un periodista grafico.
En el prólogo, Leñero resalta que las páginas de los diarios eran inundados por letritas y lo que no estaba escrito no se leía y carecía de existencia.
Explica que el reportero grafico fue ganando terreno a raíz de que el reportero entendiendo que su pareja (el fotógrafo), no sólo completaba su trabajo, sino que con un disparo de la cámara le ayudaba a ahorrarse excesivos párrafos.
Leñero afirma que al fin se ha logrado entender que el reportero y fotógrafo forman una pareja inseparable y sin duda una pareja inseparable en un trabajo periodístico, formando por texto y fotografía.
“Se ha llegado a entender, sobre todo, que el fotógrafo de prensa no es un simple disparaclics, sino también, como el hombre del lápiz, un auténtico reportero”.
Un punto clave que resaltan en el prólogo es que el fotógrafo en calidad de periodista es un elemento fundamental para la transformación en el modo de trabajar tenga buenos resultados como esta profesión merece.
Además expresa Vicente Leñero que la pareja que habrá de formar el que escribe y el que retrata es una pareja de iguales. “Su tarea se complementa de aquí para allá y de allá para aquí, en el fárrago del quehacer”.
Entre los problemas que resalta es que el entrevistador se presente a charlar a solas con el personaje del acontecimiento y otro día, en otras circunstancias acuda el fotógrafo a realizar el registro de ese entrevistado.